Entre lo práctico y lo bueno… se vive bonito.
A veces la vida pide sencillez bien resuelta. Espacios que no necesitan disfrazarse para convencer, y ubicaciones que tienen ese punto justo entre la comodidad diaria y el gusto de estar cerca de todo. A dos pasos de la muralla, con el ajetreo amable de Avenida da Coruña muy cerca, pero lo bastante apartado como para que se escuche más vida que ruido. En ese tramo más demandado, donde apetece salir a la calle.
El edificio, de 2007, conserva ese aspecto cuidado y sobrio que suma sin llamar la atención. Portal sin barreras, ascensor de seis plazas y esa primera impresión de que las cosas están bien hechas. Y ya dentro, 119 metros cuadrados bien aprovechados, con almacenaje a raudales desde los armarios empotrados hasta la despensa junto a la cocina, dos baños generosos, uno de ellos con ventana y en suite, y una distribución que admite cambios sin complicaciones.
La cocina, con su galería independiente, está tan cuidada como funcional, equipada al completo y lista para el uso diario. Y la madera de jatoba bajo los pies, junto con las ventanas oscilobatientes de pvc con Climalit, son pequeños lujos que se agradecen en el día a día. Orientación este-oeste para tener luz en ambos extremos, y un garaje cómodo con trastero para que todo tenga su sitio.
Un piso que, sin pretender ser de lujo, acaba resultando más que completo. Porque cuando las cosas están bien hechas, no hace falta adornarlas demasiado.
ESPACIO, LUZ Y UBICACIÓN EN EQUILIBRIO PERFECTO