“Cuando la ciudad se queda atrás y la calma decide quedarse.”
En la urbanización A Campiña, unos minutos bastan para dejar atrás el pulso urbano y adentrarte en un hogar que susurra “respira”. Sobre una parcela de 1.000 m², el chalet se yergue con estructura de hormigón —y vigas de madera a modo de poesía—, ofreciendo 225 m² repartidos en dos plantas que invitan a imaginar.
La planta baja abre con un salón-comedor amplio que “saca” al exterior, al jardín salpicado de árboles ornamentales, al porche orientado al sur que acoge tardes translúcidas y al entorno que se convierte en extensión de la estancia. Desde allí la cocina, con opción de integrarse con el salón, espera ser escenario de reuniones, risas y sobremesas prolongadas. Una habitación diferenciada de la zona de día, un cuarto de baño, la sala de caldera/tendedero y el garaje completan esta planta, pensada hoy para vivirla mañana con tranquilidad y posibilidades.
Arriba, el distribuidor reparte tres dormitorios entre los que destaca uno espectacular, con terraza orientada al sur que abre vistas a la finca —a ese verde que se mueve con la brisa y al cielo que se asoma—, con baño en suite y armarios empotrados que guardan historias. Aquí las mañanas empiezan con luz, calma y sensación de refugio. Un segundo baño común acompaña a las otras dos habitaciones.
Tanto los espacios como los volúmenes claman por reforma, pero esa necesidad es el lienzo en blanco perfecto para que tu visión cobre forma y estilo.
La urbanización tiene piscina, canchas de tenis y baloncesto; el acceso al centro de Lugo es cómodo, y llegar al HULA se convierte en proyecto real, no en excusa. Aquí la vida puede ser tranquila, conectada, y con la promesa de algo grande por venir.
Imagina sus atardeceres sobre el porche, la luz desplazándose entre las ramas de los árboles ornamentales, el salón que se abre al jardín como una poesía visual. Porque no es solo la casa la que te espera: es el momento que estaba esperando a ti.
TU HOGAR. TU CALMA. TU LUGAR PARA A GUSTARNOS.