Hay lugares que solo con nombrarlos ya elevan el listón. Vivir junto al Parque de Rosalía, en pleno centro de Lugo, no es lo mismo que estar simplemente bien ubicado. Aquí se vive al ritmo del Miño, con esa luz que cae desde el suroeste envolviendo el verde y las piedras del puente romano, como un cuadro que cambia con las estaciones. Todo llano, todo cerca, todo fácil.

Este apartamento, de 63 metros bien aprovechados, no pretende parecer más grande de lo que es, pero tiene algo que muy pocos pueden ofrecer: una panorámica espectacular. Desde lo alto, las vistas se abren sin pudor sobre el río, el parque, el paisaje natural… una postal viva desde cada rincón de la casa. Porque sí, todas sus estancias —dos habitaciones exteriores con armarios empotrados, salón-comedor con cocina americana— comparten esa mirada privilegiada hacia el sur y el oeste.

La cocina, con electrodomésticos integrados (incluido un combi con dispensador de agua fría), se abre al salón dominado por un ventanal de suelo a techo, y el baño, revestido en mármol travertino, sorprende por su amplitud. El hall deja margen para añadir almacenaje, y todo el conjunto respira orden, luz y confort.

El edificio acompaña: sin barreras arquitectónicas, con dos ascensores amplios, zonas comunes bien cuidadas, plaza de garaje, trastero y ese ambiente de vecindad tranquila que también suma.

UNA VIVIENDA QUE MIRA DONDE TODOS QUISIERAN VIVIR.