Hay espacios que, sin necesidad de grandes artificios, logran transmitir una sensación de bienestar desde el primer instante. Este apartamento en Calle Otero Pedrayo es uno de ellos. Todo en él está pensado para que la vida fluya con naturalidad, sin rincones desaprovechados, sin metros que se sientan vacíos. Aquí, la luz se cuela en cada estancia, el espacio se siente amplio y la distribución invita a moverse sin obstáculos.

El salón, con sus casi 20 m², es el punto de encuentro, el lugar donde los días se alargan sin prisa, donde la luz dibuja sombras suaves en las paredes y todo parece encajar en un equilibrio perfecto. Y si alguna vez has imaginado un espacio todavía más abierto, aquí es posible: integrar la cocina ampliaría la zona diurna hasta los 30 m², creando un ambiente dinámico, acogedor, donde la vida social y el día a día se funden en un solo espacio.

La cocina, tal y como está ahora, ya es un lugar cómodo y funcional. Con sitio para una mesa que invita a esos desayunos tranquilos antes de que la ciudad despierte, con una galería que hace de cuarto de lavado, sumando practicidad sin restar armonía.

En la zona de descanso, cada habitación mantiene esa misma sensación de amplitud. Con armarios empotrados que liberan espacio y con un gran armario en el hall, porque el orden también es parte de un hogar bien diseñado. Y cuando la rutina aprieta, dos baños completos marcan la diferencia: comodidad multiplicada por dos.

Todo está donde debe estar, incluso lo que no se ve a primera vista. La plaza de garaje, cómoda y de fácil acceso, 2 trasteros que resuelven lo cotidiano. Y fuera, una ubicación que conecta en minutos con todo lo necesario: Una Avenida de A Coruña a solo 100 metros, con todos los servicios al alcance, y el centro de Lugo a seis minutos caminando.

COMODIDAD Y CERCANÍA. TODO A UN PASO DEL CENTRO.